"Estoy mirando al cielo del atardecer con los ojos muy abiertos y una sonrisa de fascinación en mi boca, la gente pasa pensando que soy raro" BALCIUS

Resultaron ser murciélagos. En mi colegio no es mio ni aunque lo dirija, de hecho más bien me posee vive un murciélago, un velóz murciélago hindú que al parecer vive sólo bajo las escaleras exteriores, junto a las calderas. Hace ya tiempo que no le veo. La gente tiene miedo a entrar allí sólo por el pavor de cruzarse con él. A mi me cae bien. A nadie molesta, da buena cuenta de los insectos, hace su trabajo. Vive y deja vivir. No se inmiscuye fuera de su terreno, se ocupa de sus asuntos, no viene a imponernos nada. Cumple religiosamente con su horario, regido inexorablemente por el paso del tiempo, el día y la noche, las horas de luz, crepúsculo y oscuridad. Hace lo que hacen todos sus congéneres, no persigue palomas ni liba flores, no se ha vuelto loco. No ataca la mano que le cobija, no chupa tu sangre. Da miedo por ser como es, por estar en su papel. Somos almas gemelas...
Hace poco un trabajador se metió en un agujero infecto bajo la escalera para evitar un trabajo. Sin duda, bajo la escalera prefiero encontrarme a mi amigo el murciélago, esta vez con murciélaga y murcielaguitos. A ver si entre todos hacemos del centro un lugar mejor.